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Adaptación vitivinícola al cambio climático de una forma eficiente y sostenible

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Grupo Príncipe de Viana I+D

Adaptación vitivinícola al cambio climático de una forma eficiente y sostenible

El Grupo de Bodegas Príncipe de Viana, en su lucha contra el cambio climático, a través del proyecto CLIMAVIN, ha logrado optimizar aún más sus procesos productivos con una reducción del 25-35% en el consumo hídrico y un ahorro energético del 20-30% frente a la viticultura convencional. Además, se ha aumentado la producción de aminoácidos específicos responsables de los aromas y sabores finales en los vinos, determinando la calidad de los mismos.

El objetivo principal del proyecto ha sido dar un paso más hacia la producción de vinos sostenibles, sin que ello impida mejorar la calidad final del producto.

El proyecto CLIMAVIN, cofinanciado en la convocatoria de CDTI-EEAGrants, tuvo una duración de 18 meses, que finalizó el 31 de diciembre de 2015 con un presupuesto de 726.825€.

En el proyecto también ha participado WORLD WINES AS (Part of Norwegian Beverage Group), una empresa socia colaboradora de origen noruego que ha trabajado junto a Príncipe de Viana en la definición de las necesidades y la validación de producto.

El logro principal de CLIMAVIN ha sido la adaptación del viñedo al cambio climático mediante la optimización de los recursos. Para conseguirlo se ha dotado de novedosa tecnología de monitoreo y diagnóstico tanto a nivel vitícola como enológico, aprovechándose de las experiencias y de algunas de las tecnologías utilizadas en proyectos anteriores. Estas tecnologías han permitido controlar todo el proceso y desarrollar así estrategias de sostenibilidad, que han mejorado la eficiencia en el uso de recursos hídricos, nutricionales y energéticos.

En el viñedo se instalaron sensores de monitoreo que ofrecen información detallada sobre la meteorología, la evolución del estado del suelo, la nutrición y el estado hídrico de las plantas. A partir de esta información, se conocen en todo momento las necesidades del viñedo. Todo esto se complementó con exhaustivas analíticas foliares y de suelo, que sirvieron para conocer el estado nutricional.

Mediante las fotografías satelitales y las herramientas de teledetección, se generaron una serie de mapas que mostraban la distribución espacial y temporal del crecimiento del viñedo. A partir de estos mapas fue posible delimitar las distintas sub-zonas que pueden ser manejadas de manera diferenciada (identificar zonas de vendimia manual, aplicar distintos riegos o tratamientos en función del crecimiento que presenta cada zona , etc).

Durante el proyecto CLIMAVIN también se profundizó en el conocimiento de las prácticas culturales sobre la disponibilidad de agua, la desalinización de suelos en zonas limitantes de cultivo, optimización de recursos hídricos y la disminución del nivel freático. A través del uso combinado de labores culturales y de micorrizas, se redujeron significativamente las pérdidas por escorrentía y se consiguió una mejora importante en la eficiencia del agua y la electricidad, disminuyendo el riego hasta un 62% en las parcelas más limitantes, a la vez que se eliminaron problemas de toxicidad de sales, mejorando la calidad final de la uva.

Otro de los puntos del proyecto se centró en evitar la pérdida de precursores aromáticos, que cada vezes más frecuente con el cambio climático. Para ello se realizaron diversos ensayos de nutrición foliar en el periodo de maduración, de forma precisa y equilibrada, logrando aumentar el nivel de aminoácidos específicos para favorecer la creación de precursores aromáticos y mantener los estilos de fruta fresca y madura tan apetecidos por el consumidor actual y cada vez más difícil de lograr a causa del aumento de temperatura global.

Para el proceso de monitorización de las uvas, se realizaron análisis específicos de aminoácidos (aminogramas), complementados con análisis enzimáticos y fisicoquímicos. También se utilizó la cata de bayas, la cual se complementó con las mediciones de carga activa de azúcar para definir paradas de madurez, además de parametrizar la cata de bayas para un determinado perfil de aromas y madurez de taninos .

Toda la información recopilada por los distintos sistemas de monitoreo se integró en un sistema global de gestión del viñedo. Tras analizar los resultados, se obtuvieron indicadores agronómicos mejorados que sirvieron para facilitar la toma de decisiones, adaptar el cultivo del viñedo al cambio climático y reducir la huella ecológica.

Se aplicaron cambios en el proceso productivo que han mejorado la sostenibilidad del proceso gracias a una reducción en los aportes realizados (riego, fertilización, tratamientos fitosanitarios…). Estas mejoras también han supuesto una reducción importante en el consumo de combustible, ya que se han disminuido considerablemente el número de pasadas a realizar con la maquinaria.

Integración de la información

El análisis de la información permite decidir la mejor estrategia de manejo

Los vinos obtenidos se validaron mediante catas realizadas con personal técnico interno y externo (WORLD WINES AS) y se ha comprobado que con la implantación de las nuevas técnicas de eco-eficiencia, se consigue reducir el gasto energético del proceso de elaboración y a la vez mejorar la calidad.

Otras de las líneas de trabajo realizadas durante el proyecto, pero que aún se continuarán evaluando en los próximos años y con resultados preliminares alentadores, están más vinculadas a la parte enológica, como es la nutrición de las levaduras como responsables de desdoblar los aromas provenientes de las uvas, y también la búsqueda de nuevas variedades de levaduras autóctonas. Desde un punto de vista ecológico, es mucho más sostenible trabajar con levaduras locales y multiplicarlas, que con comerciales, puesto que el proceso de liofilizarlas (secarlas), envasarlas y transportarlas supone un gasto energético mucho mayor que reproducirlas in situ, aunque eso sí, primero hay que desarrollar un proceso de selección de levaduras en cada zona.

Por otra parte, el uso de levaduras propias puede aportar tipicidad a los vinos, ya que las levaduras producidas de manera natural expresan características distintas a las levaduras comerciales.

En general, gracias a las mejoras implantadas a través del proyecto CLIMAVIN, se ha conseguido una reducción del gasto hídrico de un 25-35% y una disminución del gasto energético de entre el 20 -30% frente a la viticultura convencional, frenando el impacto medioambiental.

Mediante la implantación de técnicas de eco-eficiencia, se han conseguido unos vinos de calidad sostenibles con el medio-ambiente y gracias a los resultados obtenidos, las técnicas aquí descritas se irán aplicando progresivamente a la totalidad del viñedo.

Bodegas Príncipe de Viana pretende seguir trabajando en estos ámbitos, siendo necesarios varios años de dedicación para continuar obteniendo resultados. Son muchos los proyectos de investigación que ha desarrollado el Grupo Príncipe de Viana, y durante todos ellos se ha constatado que para continuar mejorando la sostenibilidad de los procesos productivos, es absolutamente necesario medir objetivamente lo que ocurre en cada una de las fases del viñedo, por lo que el apoyo en la ciencia y la tecnología es un valor seguro.

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